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Una creencia limitante es una percepción de la realidad que nos impide crecer, es una
distorsión energética de nuestra mente que no nos permite alcanzar logros.
Nos programamos en nuestra infancia a partir de lo que veíamos, escuchamos y las
experiencias vividas, un ejemplo de esto podría ser cuando escuchamos en algún
momento de nuestra infancia a un familiar cercano decir “la plata no rinde”, “el dinero es
una ilusión” y ya en la adultez recibimos dinero y se va rápidamente sentimos que no nos
alcanza o que, así como llega se va. El entorno familiar, sociocultural y la educación que
se recibió en la infancia condiciona la forma de pensar que se tiene hoy. Pero bien es
cierto que las creencias no se asientan solo en la infancia según expertos, a lo largo de la
vida vamos adoptando creencias. Como por ejemplo “estamos en crisis y no voy a
conseguir empleo”. Una creencia limitante puede bloquear y no permitir llevar a cabo
acciones que pueden ser lógicas.
El primer paso para trabajar estas creencias es reconocerlas, para luego transformarlas,
cambiarlas por una creencia potencializadora o expansiva y practicarla, puesto que con la
práctica y la repetición se lograrán conexiones neuronales para que ese nuevo
pensamiento o creencia guie nuestro comportamiento al hacerse inconsciente.