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La conexión o desconexión con nuestros hijos es algo profundo y tiene mucho que ver
con nosotros padres/madres de familia, con nuestras carencias, nuestras expectativas,
nuestros vacíos.
La conexión efectiva se da cuando ambos, tanto niños como adultos desarrollan un
sentido de pertenencia e importancia; nuestros niños necesitan sentir que pertenecen a
ese hogar, a esa familia, que son importantes.
Cuando un niño/a se comporta mal debemos mirar la creencia detrás del comportamiento,
que desencadenó esa conducta inadecuada, no miremos solo la punta del iceberg,
observemos que hay más a fondo del comportamiento.
Conexión en la crianza de tu hijo/a es también ponerte a su altura, establecer contacto
visual cuando te esté hablando, escuchar con atención plena cuando te hable, cuidar
nuestra comunicación no verbal y el tono de voz. En muchas ocasiones se presentan
luchas de poder donde los padres utilizan frases como “aquí se hace lo que yo diga y
punto”, “lo haces porque lo digo yo”; los adultos debemos darles a nuestros hijos
herramientas para que sean autónomos y no sumisos a la obediencia, enseñarles el
respeto mutuo. Se un padre/madre líder que eduque desde el ejemplo.
La conexión crea una sensación de seguridad, confianza, apertura y cercanía entre
padres e hijos. Sermonear, regañar, culpar, castigar, avergonzar crea conflicto, peleas,
indiferencia y generan distanciamiento.